domingo, 4 de septiembre de 2011


A la manera de Apollinaire

Así te quiero,
paridora como coneja,
criminal como víbora,
tiránica como abeja,
inescrupulosa como hiena,
voraz como la rata de afilados dientes,
pequeña como el piojo de la harina,
impertinente como los cuervos de las fábulas,
sabia como la más necia de las criaturas,
obvia como el cielo,
rapaz como la garra de la buha,
ardiente como la loba en celo,
sigilosa como las bacterias,
venenosa como ciertos hongos,
impaciente como las cigarras,
rápida como la lengua del basilisco,
triste como la lluvia,
humilde como la cabeza entre las manos,
fugaz como las estrellas fugaces
permanente como el silecio,
alba como las estrellas multitudinarias,
frágil como una moneda,
desnuda como las estatuas y más que las estatuas,
abierta como las flores, abierta hasta el delirio,
colmada como colmena en el verano,
profusa como las primeras letras,
confiada como las golondrinas
en los cables eléctricos,
desconfiada como los sepultureros,
sagaz como las nutrias,
dramática como las manos del mundo,
sonora como la música
en la cabeza del sordo,
adorable como la costa para el náufrago,
increíble como las puertas abiertas
de una cárcel,
celestial como las llamas crepitantes,
infernal como la quemadura de la nieve,
cruel como yo,
te quiero con locura de sabio
empecinado en sus cálculos inútiles,
mi signo, mi dibujo, mi libro recién impreso,
pequeña ola de río,
quilla rompiendo mis espumas,
te quiero.
Autor: Manuel Silva Acevedo