jueves, 29 de mayo de 2008

MAYO DEL 68


Conocido como el Mayo Francés, este acontecimiento histórico de 1968, del que se cumplen 40 años, comenzó como una revuelta cultural estudiantil que se propagó también a los trabajadores, y provocó trascendentes repercusiones en todo el mundo


La siguiente es una colaboración sobre el tema que nos hiciera llegar el poeta guatemalteco
Edgar Quisquinay.



Recurro a la memoria y vuelvo al libro "Último Round" de Julio Cortázar, en los textos que titula Noticias del mes de Mayo y Homenaje a una torre de fuego:

LA POESÍA ESTÁ EN LA CALLE
Escucha amor, escucha el rumor de la calle,
eso es hoy el poema, eso es hoy el amor.
El ritmo, una vez más, es el solo pasaje:
Rodin, Uccello, Cohn-Bendit, Nanterre,
la voz de Elena Burke y de Catherine Sauvage,
la primera barricada al alba en el Boul' Mich',
el café que se bebe entre dos manifiestos,
a veces la ternura, Écoute, camarade...
o el zarpazo, Dis-donc, ils se foutent de nos gueules!
y Saint-John Perse y Vargas Llosa y Losey
entre Thelonious Monk y José Antonio Méndez,
el ritmo de la noche en la voz de Marcuse,
el rumor de la calle, Lévi-Strauss, Evtuchenko,
los nombres del amor cambian como los días,
hoy es Jean-Luc Godard y mañana Polanski,
los estudiantes corren al asalto del tiempo
bajo las cachiporras de las bestias de cuero,
y nada puede contra su ritmo de trigales
y nada puede contra tu sonrisa, oh mi amor
que aniquila jugando las bombas lacrimógenas!

MIS DESEOS SON LA REALIDAD (Nanterre)

Es el tiempo de arrase, la batida
contra el falso Museo de la Especie
aquí están las noticias
Mayo 68 Mayo 68
el poema del día la efímera bengala la recurrente
ardiendo en Francia y Alemania
en Río en Buenos Aires en Lima y en Santiago
los estudiantes al asalto
en Praga y en Milan en Zurich y en Marsella
los estudiantes llenos de palomas de pólvora
los estudiantes que alzan con sus manos desnudas
los pavimentos de cemento y estadística
para apedrear la Gran Costumbre
y en la ordenada cibernética
abrir de par en par ventanas como senos.

Homenaje a una torre de fuego

Nadie les ha enseñado a hacer lo que estan haciendo; nadie le enseña al árbol la forma de dar sus hojas y sus frutos. No se han dejado utilizar, como tantas veces en otros tiempos, a manera de cabezas de puente o pavos de la boda; hoy están solos frente a una realidad resquebrajada, son una inmensa muchedumbre que no acepta ya reajustarse para ingresar ventajosamente en ese mundo que se da a llamar moderno, que no acepta que ese mundo los recupere con la hipócrita reconciliación paternal frente a los hijos pródigos. Algo como una fuente de pura vida, algo como un inmenso amor enfurecido se ha alzado por encima de los inconformismos a medias, a la torre de mando de las tecnocracias, en la fría sobervia de los planes históricos, de las dialécticas esclerosadas. No es el momento de explicar o de calificar esta rebelión contra todos los esquemas prefijados; su sola existencia, aquí y en tantos otros países del mundo, la forma incontenible en que se manifiestan, bastan y sobren como prueba de su validez y su verdad. Nada piden los estudiantes que no sea de alguna manera una nueva definición del hombre y la sociedad; y lo piden en la única forma en que es posible pedirlo en este momento, sin reivindicaciones parciales, sin nuevos esquemas que pretendan sustituír a los vigentes. Lo piden con una entrega total de su persona, con el gesto elemental e incuestionable de salir a la calle y gritar contra la maquinaria aplastante de un orden desvitalizado y anacrónico. Los estudiantes están haciendo el amor con el único mundo que aman y que los ama; su rebelión es el brazo primordial, el encuentro en lo más alto de las pulsiones vitales.

En el pabellón de la Argentina, ¿Como no iba a manifestarse ese salto hacia una realidad auténtica cuando bajo su techo se venía reiterando la injusticia, la discriminación, la estafa moral que no era más que el reflejo de lo que sucede allá en la patria, allá en los países de América Latina? Tomar esa residencia ha significado para los estudiantes entrar escoba en mano en una casa sucia para limpiarle el polvo de mucha ingominia, de mucha hipocresía. Pero en el fondo esto es sólo un episodio dentro de un contexto infinitamente más rico, que no se engañen los que quieran ver en ese gesto una mera oposición política en el plano nacional. Detrás de la ocupación de lo que es propio hay una conciencia que va mucho más allá de perímetro de una residencia universitaria; simbólicamente, poéticamente, estos muchachos han tomado a la Argentina entera para devolverla a su verdad tanto tiempo falseada; y decir eso es decir también América Latina, es sentir a través de este impulso y esta definición toda la angustia de un continente traicionado desde dentro y desde fuera. Cómo no corprender, entonces, el sentido más profundo que tiene hoy aquí, entre nosotros, la evocación del ejemplo vivo del Che, como no comprender que lo sintamos tan cerca de los jóvenes que se baten en la calles y dialogan en los anfiteatros. Pero esto no es un homenaje labial; no hemos de recaer una vez más en los esquemas del respeto solemne, de las conmemoraciones a base de palmas y oratoria. Para el Che sólo podía y sólo puede haber un homenaje; el de alzarse como lo hizo él contra la alienación del hombre, contra su colonización física y moral. Todos los estudiantes del mundo que luchan en este mismo momento son de alguna manera el Che. No siempre hacen falta cirujanos para transplantar un corazón en otro cuerpo; el suyo está latiendo en cada estudiante que libra este combate por una vida más digna y hermosa.

Este texto escrito para MARCHA, de Montevideo, se refiere a las jornadas de mayo de 1968 en París y a la ocupación de la casa de la Argentina en la Ciudad Universitaria por un grupo de compatriotas.



Gracias y sort!!!

Edgar Quisquinay. Guatemala.

sábado, 24 de mayo de 2008

EL DIABLO CONQUISTADO


EL DIABLO CONQUISTADO

por Néstor Martínez

El Diablo Mayor recitó de memoria un resumen de las indicaciones para ganar almas al grupo de diablillos que finalizaba el Curso Intensivo para Perder a Seres Humanos, obligatorio para trabajar en la superficie de la Tierra: “Recuerden, los seres humanos son por naturaleza, egoístas, codiciosos, ambiciosos, envidiosos, lujuriosos, y está de moda, gracias al neoliberalismo, el aplastar a otros para tener riquezas y poder. Aprovechen que hay predisposición en los humanos gracias a los medios de comunicación que repiten hasta la saciedad las bondades, ¡ejem!, quiero decir, hasta la locura, del consumismo. Todos ustedes fueron preparados debidamente para mentir, tienen todas las herramientas para ganar incautas almas”.
Los diablillos chiflaron el discurso final, porque en el Infierno todo es contrario a la alegría. Le lanzaron tomates podridos y variedad de verduras en igual condición al complacido Diablo Mayor, quien ya frotaba sus manos ante semejante manifestación de decidido empeño para el trabajo de perder almas.
Miles y miles de diablillos empezaron a caminar hacia la salida del Infierno, que ex profeso pasaba por la mejor muestra del trabajo realizado por otros diablillos para animar a los novatos. A uno u otro lado observaban los castigos eternos a que estaban sometidos políticos, presidentes, diputados, ministros, empresarios, ideólogos, pastores protestantes, curas, arzobispos, uno que otro Papa, publicistas mentirosos, militares, extremistas religiosos, terroristas, motoristas de buses y microbuses, taladores, secuestradores... en fin, una variopinta muestra de aquellos que, ilusionados con la vida material, pagaban sus pecados, hasta el de la ignorancia.
Bien inspirados con semejante muestra, antes de marcharse, los diablillos recogían la carta en la que les describían su misión. Nuestro diablillo, tomó la suya para leerla en lo que se dirigía a la superficie, al tiempo que su apariencia dejaba de ser la de un diablillo feo y cachudo, de piel rosada y arrugada, pelón y mal encarado, de pies como cascos de caballo, con tres dedos en las manos y una cola puntuda, para transformarse en un joven agradable, moderno, blanco, sonrisa de pasta dental, con anillo de diamante en uno de sus dedos debidamente arreglados, peinado en el más moderno estilo y con un traje de última moda.
Según la carta, que memorizó rápido, su misión la realizaría con los vendedores y las vendedoras que están en todas las calles, plazas y parques de la ciudad convertida en mercado. Una recomendación decía que empezara con casos fáciles para agarrar confianza, y les deseaban la mala suerte de todo el mundo, porque entre los diablos no existe la buena suerte, es en contra de sus principios.
Paseaba el diablillo por el centro de la ciudad, cuando un vendedor de lotería le ofreció el premio mayor. Nuestro diablillo sonrió, como en los anuncios de pasta dental, aparentando interés, que si él quisiera lo sacaría todos los meses, pero su intención era otra. Escogió varios billetes, ante la mirada alegre del vendedor, quien anticipaba una venta grande.
– Usted no me parece tener cara de vendedor de lotería –, le espetó zalamero el diablillo al sorprendido vendedor, quien no resistió contarle su breve historia.
– En realidad soy licenciado en administración de empresas, pero trabajo no se tiene, si no es por conectes, usted sabe, además hay abundancia de licenciados maleta que se venden por unos centavos, pues uno tiene que conformarse con buscar un trabajito como este para sobrevivir en lo que llegan tiempos mejores, si es que llegan.
– ¿Cuál es su nombre? –, dijo el diablillo con interés.
– Francho Huerta –, dijo el vendedor, extrañado por la amabilidad del diablillo.
– Bien señor Huerta, ¿qué desearía para triunfar en la vida? –, preguntó el diablillo empezando a picarlo.
– Bueno, un capitalito para iniciar una venta de repuestos, porque como usted ve, hay carros por todos lados y siguen entrando al país, ya que los mandan o los traen los hermanos que viven en el exterior. Pienso que sería un primer paso. Luego extendería operaciones en todo el país. Ese es mi sueño si tuviera dinero –, propuso el vendedor, quien ya pensaba en una ligera posibilidad al ver el inusitado interés del diablillo.
– ¡Hum! –, pensó el diablillo, – este caso está fácil –, y siguió revolviendo los billetes, escogiendo diez completos.
El diablillo vio el reflejo de la codicia incrementada cuando despreocupado sacó un racimo de billetes de banco de varias nominaciones. Buscó unos cuantos y pagó. El vendedor abrió los ojos, pues nunca pensó encontrar un cliente con tanto dinero en las calles de la ciudad, abundantes de ladrones.
– Estoy dispuesto a creer en su capacidad, y le ayudaré con lo que necesite –, dijo el diablillo, – soy inversionista y veo que usted tiene una capacidad...
– ¡Vendería hasta mi alma al Diablo por una oportunidad! –, le interrumpió Francho.
– No se anticipe –, le dijo el diablillo –aún no le doy nada. Como usted sabe, tiene que firmar un contrato para asegurarme que no voy a perder.
– Tiene razón señor... eee, ¿cuál es su nombre?
– Sólo dígame Señor Blodia.
– Bien Señor Blodia. ¿Cuándo firmamos el contrato?
– En este momento –, dijo el diablillo sacando un legajo de papeles con letra menudita. –Firme y ¡listo!
Como todos los actuales licenciados, el vendedor de billetes de lotería ni leyó por pereza la letra menuda, y estampó su firma. Por cierto, ya no era necesario, como en los tiempos antiguos, firmar con sangre, ya que al recurrir a ese tipo de firma los clientes entraban en sospechas imponiéndose el criterio religioso, perdiendo muchas almas ya ganadas, así que el proceso era menos burocrático.
Aún húmeda la tinta de la firma, y ya el diablillo blandía un cheque por varios miles de dólares, que tembloroso, el vendedor guardó en su bolsillo.
A punto estuvo el diablillo de desearle suerte por error, y corrigió diciéndole que a su debido tiempo le pasaría la factura por el préstamo.
Con la debida asesoría del Señor Blodia, Francho Huerta se volvió millonario en poco tiempo. Comprando favores políticos amplió sin problemas su negocio a todo el país, y luego al mundo.
Así, el diablillo impulsó a una vendedora de dulces, a quien convirtió en la reina de las dulcerías; otro tanto hizo con una vendedora de ropa, con un vendedor de minutas, con otro que vendía periódicos, con una prostituta... con todo aquel o aquella que buscaba salir de la miseria. Ganaba almas a montones realizando los imposibles de la gente.
Satisfecho de su trabajo, un buen día, perdón, un mal día, bebía café amargo, cuando vio a una muchacha que buscaba trabajo en las páginas de anuncios clasificados de varios periódicos. Con un círculo rojo estaban marcadas algunas ofertas, entre ellas la de un salón de masaje, otra de damas de compañía, solteras y con deseos de ganar un buen salario en turnos de su conveniencia.
– Otra víctima–, pensó, y se le acercó blandiendo su sonrisa de pasta dental.
– ¿Puedo? –, preguntó.
La muchacha soltó una sonrisa llena de inocencia, alegría, y confianza.
– ¡Por supuesto! De todos modos no me parece mala gente –, le dijo, haciéndole creer al diablillo que había perdido su encanto infernal.
– Me parece que necesita empleo –, comentó el diablillo, señalándole los círculos rojos.
– Así es –, respondió la muchacha, sin dejar de revisar de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba las columnas de clasificados.
– Estos tiempos son difíciles –, comentó la muchacha. – Fíjese usted, sólo anuncios sospechosos solicitando muchachas y con buenos pagos. Creo que no me va a tocar otra cosa. Las cuentas me están acosando. La otra forma es hallar un marido, pero ahora los hombres quieren que una los mantenga.
– Eso es cierto –, respondió el diablillo, – creo que puedo ayudarle.
– ¿De verdad? –, respondió la muchacha mirando en detalle al diablillo con sus ojos color de miel, que reflejaban el rosado atardecer.
– ¿Cuáles son sus deseos? –, preguntó el diablillo, para explorar los deseos insanos de la muchacha.
– La verdad es que no quiero nada grandioso, sino algo sencillo: un buen trabajo, de mi agrado, y un novio que no sea exigente ni celoso, ni presuntuoso. Que ame y punto, porque me parece que no soy fea y que lo merezco –, respondió la muchacha sacando a relucir su autoestima.
– Me parece que usted es poca ambiciosa –, replicó el diablillo, – creo que puede llegar a ser más de lo que desea, por ejemplo, una empresaria, una líder política…
– No traigo para tanto. Como dice el cantante Facundo Cabrales, deseo poco y lo poco que deseo lo deseo poco. Eso de andar ambicionando grandes cosas no es para mí. Yo quiero descansar, disfrutar de la vida, gozar las mañanitas, los atardeceres, ver las estrellas, la luna y soñar, en especial soñar. Esas pequeñas cosas que engrandecen el espíritu, cosa que no hace el dinero.
– La cosa se pone difícil – pensó el diablillo. Recordó las recomendaciones y decidió probar con el amor, ¡ejem!, con la mentira de enamorar a la muchacha. Hay que recordar que el amor no existe en el Infierno.
– ¿Puedo invitarla a salir? –, dijo el diablillo ensayando su mejor sonrisa de pasta dental, –para mí será un placer compartir esos momentos con usted, si no le molesta, por supuesto.
– Usted va demasiado rápido –, observó la muchacha, – ni sé su nombre, y usted no sabe el mío.
– Por lo general me llaman Señor Blodia, pero para usted Blodia, con toda confianza. Por favor, déjeme probarle que soy sincero, este... quiero decir, que estoy dispuesto a lo que usted mande, le dejo la posibilidad de que si no le satisfago tome la decisión de dejar mi compañía.
– Me parece que usted es honesto. Acepto su propuesta. Me llaman Gloria –, dijo sonriendo la muchacha, estremeciendo al diablillo ante la palabra “honesto”.
– No es para tanto, pero sentí atracción a la primera vista. Espero no defraudarla.
– Sólo una condición –, propuso la muchacha –, usted no me ayudará en nada de lo que yo pueda alcanzar con mis manos e inteligencia.
Un poco decepcionado el diablillo, dijo: – Acepto –. Y no sospechó que firmaba su sentencia de muerte, aunque jurar en vano es condición de los diablos.
Día tras día, el diablillo y Gloria salían de paseo. Gloria ya tenía en quien confiar, no dejaba de contarle sus aspiraciones, con las que solo se conformaba el diablillo, ya que prometió no ayudarle. Sentía que estaba atado de las manos para encantarla y ganar su alma, pues Gloria no era como los demás seres humanos: un brillo de mariposa le hacía suspirar, el destello de las gotas de rocío le emocionaba tanto que terminaba escribiendo poemas, ante el disgusto del diablillo, que ya pensaba en romper su promesa.
De tanto salir con Gloria, el diablillo le fue agarrando gusto a la vida de los humanos. Por esa época recibió su primera amonestación. Tenía ratos de no ganar almas, sino que estaba empeñado con una sola, con el agravante de que ésta ni siquiera le pedía nada, no le daba espacio al diablillo para actuar.
Sucedió que Gloria se enamoró del diablillo, prometiéndose que le amaría para siempre. Diseñó un plan para conquistarlo, ya que, como toda mujer, un tipo guapo, con sonrisa de pasta dental, no debe atraer a otras mujeres. Tenía que ser sólo para ella.
No fue difícil. Su paciencia y cariño dio resultado: el diablillo fue cediendo poco a poco. Así, llegó a anhelar la compañía de Gloria más que estar en el Infierno; su sonrisa, más que el discurso del Diablo Mayor; sus caricias más que las de las llamas infernales.
Recibió la segunda amonestación. En seis meses ¡nada! Ni un alma, por el contrario, ni siquiera pasaba sus informes mensuales de progreso.
“Si persiste en seguir con su actitud, deberá de presentarse, en el plazo de tres meses al Infierno para el Curso Intensivo de Corrección”, amenazaba la amonestación. El diablillo ya sabía lo que era ese Curso Intensivo, los diablillos que vio salir de allí eran más malos que los diputados de la Asamblea Legislativa o que los policías arremetiendo contra los obreros y trabajadores en las marchas de protesta. Era un Curso bien duro, y él ya gozaba las delicias del amor.
Muchas noches pasó desvelado el diablillo, ya que, contrario a sus principios de infierno, le remordió la conciencia por ser un diablillo sin que Gloria lo supiera.
– No, Gloria no merece este engaño –, se dijo una de esas noches. Decidió contarle la verdad diabluna, incluso transformarse en quien verdaderamente era para asustarla y alejarla de él para siempre.
– De todos modos, mi destino es ser siempre diablillo –, pensó con resignación.
Al día siguiente, Gloria lo recibió con la seguridad de una conquista segura.
Siguiendo su plan, el diablillo aprovechó la semioscuridad de la habitación de Gloria. Mientras ella empezaba a desnudarse dentro del baño, para darle la mayor prueba de amor, el diablillo volvía a ser el de antes: feo y cachudo, de piel rosada y arrugada, pelón y mal encarado, de pies como cascos de caballo, con tres dedos en las manos y una cola puntuda.
Gloria salió del baño, rodeada de un extraño brillo blanco, lo miró compasiva. Se le acercó sin perturbarse, lo acarició, lo besó con ternura, estremeciendo al diablillo hasta la punta de los cachos. Lo elevó al paraíso al susurrarle:
– Pobrecito, cómo te hacen sufrir en el Infierno.
Entonces el diablillo comprendió todo. Estaba en su propia trampa con los colores invertidos, y él se dejaba aprisionar sin resistencia. Poco a poco su feo aspecto empezó a desaparecer y Gloria no dejaba de acariciarlo.
– Te amo –, susurro el diablillo a su vez.
Mientras los dos flotaban rodeados de un coro de querubines hacia las regiones celestiales pensó: “qué tontos son los pecadores”.

viernes, 23 de mayo de 2008

Palabras en tus ojos

A quien puede perderse por los ojos

Saber interpretar

las palabras

los silencios.

El lenguaje de las manos

los signos de los cuerpos.

Las metáforas

las ausencias.

Interpretar los ojos

que me hablan

de mieles retenidas

de oasis mediando en el desierto.

Los ojos

Los tuyos, los míos

enviando señales

de vida que retoma vuelo.

Tus ojos ,mis ojos

que desde que se encontraron

dejaron de ser tristes.

Marisol Briones

martes, 20 de mayo de 2008

MUESTRA POÉTICA





CLARIBEL ALEGRÍA NICARAGUA


María Magdalena
_
Te amé, Jesús
te amé
y tú también me amaste
entre todos los rostros
me buscabas
y me querías cerca.
Me sedujo tu voz
la serena pasión
de tu palabra.
Sentí temblar tu carne
sentí temblar al hombre
cuando ungí tu cuerpo
con perfumes
y enjugué tus pies
con mis cabellos.
Pude haberte hechizado
y no lo hice
me frenó tu mirada
tu renuncia
entre todos los hombres
fuiste el hombre
y no quiero curarme
de este amor.
_ Claribel Alegría


JUAN BAÑUELOS

Es un poeta y sabe que "las palabras son hijas de la vida". Él oye el habla de las cosas y está atravesado por el tiempo de todos. Recorre la realidad con ojos antiguos muy presentes y provoca el encuentro de misterios " dice de él Juan Gelman y no se equivoca

para nada,en estos días hemos compartido no sólo con un gran poeta,sino con un gran hombre ,un gran ser humano, le hemos visto adaptarse con sencillez en los distintos escenarios, compartir el Aula Magna y el mercado, ver con ojos de asombro y reformular si la emigración de nuestros comunes ancestros se produjo de Chiapas a Mesoamérica o viceversa, andar por las calles, los centros escolares, las comunidades sin prisas como llenándose no solo de imágenes sino del aliento mismo de los seres, el paisaje y las cosas.

Indignarse ante el hambre,la injusticia y la muerte como en la comunidad de Guarjila donde escuchó el testimonio de los sobrevivientes de masacres y desplazamientos además de conocer otra cara de iglesia, la que es vida en la gente del pueblo,la que se hizo entrega en el ejemplo del P.Jon Cortina.Estos días intensos los resume muy bien el poeta guatemalteco Edgar Quisquinay,con quien compartió toda la jornada,,Me queda su memoria,su voz amigable,su humor…grande el Maestro.No puedo elegir entre el hombre y el poeta, a ambos los admiro.

Aquí en México escribo estas palabras.

Juan me llamo

No soy nadie

Y soy el pueblo,

Fui gemelo y por dos me voy muriendo.

Aquí en México escribo estas palabras,

Les doy ocupación el día que cumplo años.

Les doy su justo nacimiento.

El día que cumplo engaños

Soy un propósito de tiempo.

Las palabras son hijas de la vida.

Sufren,paren;también tienen sus muertos.

Y en la honda capital de la miseria

Las armé de fusiles y de verbos

( En esta patria muda,perseguida,

Donde hasta el aire mismo va a dolernos).

Yo fui el autor.

Lo que suena a dolor me suena a pueblo.

Nací en el Sur.Mi nombre :

Juan Bañuelos


EDGAR QUISQUINAY GUATEMALA

La manera de verte

no cambiará nunca.

Será siempre cabalgata

En tu cintura

Paseo en tu pecho

Receso en tu boca

Reflexión en tu mirada.

No importa el tiempo

Que ésto implique.

Mi manera de verte

No cambiará nunca.

JONATAN LÉPIZ

Miembro del comité organizador del Festival de Poesía en Costa Rica.

Pertenece al taller literario Netzahualcoyotl.Tiene publicado varios ensayos,poemas y el libro de poesía Batallar contra la Noche.

Entre otras de las experiencias compartidas estuvo también la visita a Radio Sumpul,siempre en Guarjila donde los poetas leyeron y compartieron con la comunidad

Pero además Jonatan quiso dejar sus impresiones del Festival para los oyentes de Cultura con Vos y regalarnos el siguiente poema

Versión VIP del Padre Nuestro Latinoamericano:

Oda al libre comercio

Señor que me has bendecido

con riquezas dame más

Bendecí a los gringos y europeos

por comprarnos a pedazos el país

Bendecí al imperio

en su deseo de adueñarse

de esta miserable franja del planeta

Por evitarnos el consumo

de alimentos de tercer mundo

Por los productos importados

por interesarse en esas niñas de la calle

Guardá en tu palacio las almas bondadosas

De john bright y a los profetas de la escuela de chicago

Mantén en los infiernos las almas de locke hobbes y marx

bendecí la palabra billonoria de bill gates

Gracias por el monopolio privado

Que toda actividad a espaldas de la gente genere ganancia

permití que eternamente

hallemos dinero en las arcas del estado

y que américa latina parezca pronto un espejo de miami

Mantén sosegadas las conciencias de los pobres

danos poder para acallar su voluntad

Ante todo bendecí la pureza de la democracia

Mantén firmes los tratados

Seguiremos piadosos

las sagradas escrituras del FMI

o del Banco Mundial

Danos ganancia siempre

No nos dejes caer en la tentación de la solidaridad

y líbranos de parecer cholos indios campesinos

Amén

viernes, 9 de mayo de 2008

v ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS

Mujer de Mayo, Luis Gilberto Caraballo


Mujer de Mayo

Me recuerdas a esos

días de mayo

en los que me atrevo a decir

y a verte

caminar descubierta,

con el sol en tus hombros;

¡ son tantos los secretos encontrados

por la música ¡

Aquella que se agita

en la montaña

con la que el mago abre su cuento

y un valle azul-morado

me atrapa en sus verdes-amarillos:

copas de vino,

a las que no quiero resistir,

porque en ellas

esta el pájaro y mi búho.

Aquel con el que jugaba

en la noche

y cuya mirada me mostraba

un tiempo escondido;

se llevaba mis palabras

en su vuelo;

quisiera verlo siempre

tenerlo ahí,

donde lo dejé,

pero ya sé de él

cuando me atrevo a decirte y a verte caminar.

Ayer cuando salí,

alzó en mí su recuerdo;

estaba solo,

y trataba de mostrarme con sus ojos

su nido, su noche, su cruz de cobre,

como la de mi cuarto.

Su magia me lleva

hasta conocer su puerta,

que es también la mía,

donde habitan su silencio y el pájaro.

Los gatos lejanos huyen,

espantados de la luna,

corren rotos, huecos,

con olor a bandota;

adonde nuestros secretos se han encontrado

aquellos con los que el mago abre su cuento.

Estás a mi lado,

en esos días de mayo

en los que me atrevo a hablarte

a verte.

Luis Gilberto Caraballo

Luis Gilberto Caraballo

Nacíó en Caracas, Venezuela,15-09 1962 .Desde hace 20 años escribe poesías junto al oficio de pintar.

1er lugar en el Premio Internacional de Poesía, São Paulo,2004, Brasil. Idiosincrasias -poema Versos de Sangre.2do Lugar en el XIV Concurso Internacional de Poesía en Brasil, Agreste Utopía, 2004. Primer premio XXV Congreso Mundial de Poetas, 2005 Los Ángeles, California Agosto .

LITERATURA Y LOS TRES MOSQUETEROS

Luis Alberto Ambroggio

LITERATURA Y LOS TRES MOSQUETEROS

Esta es la historia o la ficción de un evento singular; las chispas del fuego en los detalles. En el auditorio de la YMCA de la calle 92 de Nueva York (Y92, como dicen los neoyorquinos), se reencontraron Salman Rushdie, Humberto Eco y Mario Vargas Llosa, los “tres mosqueteros”, según el ocurrente bautismo del mismo Eco, acompañados de duendes y espíritus, como el de William Carlos Williams, con cuya lectura en el año 1939 se inauguró allí el centro de poesía de Unterberg. “Los tres mosqueteros” –explicaron- configuran la versión literaria de la actuación de los tres grandes tenores (Pavarotti, Plácido Domingo y Carrera). Si bien no tuvo la mítica bohemia de la aquella primera reunión en Londres el 10 de Octubre de 1995, entre tragos y cena, luego de sus lecturas en el London’s Royal Festival Hall, hoy cumplieron su juramento londinense de volverse a cruzar espadas en veinte años. Y lo hicieron aceptando rápidamente la invitación de Salman Rushdie, presidente de PEN americano, a congregarse en Nueva York, para tomar parte en este Festival de las Voces del mundo, como si quisiesen adelantar la cita de las espadas más filosas del momento, sus palabras, sus plumas, y un diálogo fluido de amistad y de ideas. Así, ese viernes de una noche de Mayo, en un intercambio agudo y vivaz de opiniones, hipótesis y comentarios, produjeron los tres una tertulia literaria de magia, frente a un público abarrotado y absorto.

Rushdie inició con la lectura con un fragmento, primicia de su nueva novela La hechicera de Florencia, que transcurre entre la cuna del Renacimiento italiano y la ciudad de Fatehpur Sikri, capital del emperador mogol Akbar. Describe en él la promesa del rey de construir en el corazón de su ciudad del triunfo una casa de adoración, un templo a la discusión y el entendimiento, en donde todo podría decirse, disputarse, entre unos y otros, cualquier tema, incluyendo la inexistencia de Dios y la abolición de la realeza. El Rey incluso se auto-enseñaría humildad en dicha casa. O más que enseñarse, recordarse de recuperar la humildad ya existente en el fondo de su corazón. Templo o casa que, como la sabiduría precaria –valga la alegoría- ha desaparecido; hecho o ficción que Rushdie perspicazmente atribuye al haber posiblemente sido una carpa con toda la volatilidad de dicha construcción. Le siguió Umberto Eco, quien, afirmando “la veritá e brevísima”, compartió en italiano unos párrafos de su novela de El péndulo de Foucault, capítulo 119 en que el personaje Jacobo, dentro del contexto de un funeral, toca la trompeta que le presta Don Tico, y lo hace perdido en sus emociones, entre ellas, el amor de su Cecilia, manteniendo por momentos una sola nota, como si con una sola cuerda pudiese retener al sol en su lugar o poseer a Cecilia, llegar a la paz, para luego juntarse con el futuro.. Vargas Llosa hizo lo propio con Travesuras de la niña mala, en la que relata un amor temprano con una adolescente chilena quien llega a integrar su grupo de jóvenes de Miraflores, Lima, en las primeras aventuras amorosas y a la que “le cae”, contra los consejos de su tía, pero que por tres veces se niega a aceptar sus avances, en una narración ágil, tierna en su frescura y calidez, leída en español, con las peculiaridades idiomáticas peruanas; aspecto que llamó la atención del moderador del panel y que mereció la respuesta decidida de Vargas Llosa, en español “me siento más cómodo al poner las comas», con su entonación y pausas. Rushdie lo apoyó: «Por supuesto, los escritores tienen que leer en su lengua, ¡que es en la que han realmente escrito!»

(Eduardo Lago, Director del Instituto Cervantes de Nueva York, Mario Vargas Llosa y Luis Alberto Ambroggio en el Festival Internacional de Literatura de PEN)

Se desató luego un ingenioso debate entre y sobre los “Tres mosqueteros”. Contrastándose con los tres tenores, Eco afirmó que la música de estos “tres mosqueteros” sería más bien jazz o blues. Además se repartieron los roles mosqueteriles decidiendo que el distinguido Vargas Llosa era Aramis, el corpulento Eco sería Porthos y Rushdie, bueno el mosquetero que queda, Athos, Entonces, a partir de una jugosa elocubración de Eco sobre esa exitosa novela de Dumas que produce tantas páginas sin decir nada, como repitiendo ¿qué hacer? (teorizan jocosamente que Dumas sería pagado por palabra), concluyen Rushdie y Eco, con la espada cortante de su lengua, que es mala literatura; o mejor, que tiene la magia de haber sido mal escrita. Reflexionando sobre la duración de esa intriga narrativa cuyo misterio y monstruosidad se extiende en tres novelas, en el tiempo y que se mantiene a través de los años a través de su serie infinita de contrastes, oposiciones, crisis y soluciones, en diferentes medios y versiones, Eco profundiza, que por un lado tenemos literatura y, por el otro, mitografía, al que correspondería la creación de Dumas. Vargas Llosa disiente y aclara con un juego de palabras que, aunque mal escrita puede considerarse una novela fantástica porque toca, conmueve, es una aventura que conjura a la imaginación. Concuerdan en una nueva categoría: la de “un buen mal libro”.

No es de extrañar que estos escritores, creadores y metafísicos de la literatura (Vargas Llosa en La verdad de las mentiras y Eco en Sobre literatura) , se preocupen de la misma: ¿qué es? ¿para qué sirve?. Rushdie ya había escrito que la vida de la literatura se halla en su excepcionalismo, en descubrir que en la visión individual, idiosincrásica de un ser humano, con placer y gran sorpresa, se encuentra reflejada nuestra propia visión. Y Mario Vargas Llosa, complementando el entendimiento de Breton de que la literatura sería artificio, pose, gesto vacío de contenido, frívola vanidad, conformismo a lo establecido, escribe que también es, en casos sobresalientes, audacia, novedad, rebeldía, exploración de los lugares más recónditos del espíritu, galope de la imaginación y enriquecimiento de la vida real con la fantasía y la escritura.

Umberto Eco, con la profundidad semiótica de su cátedra, y sus irónicos análisis intertextuales, nos desafía a pensar qué habría sido la civilización sin la literatura: Grecia sin Homero, la identidad alemana sin la traducción de la Biblia hecha por Lutero, la lengua rusa sin Puhskin, la civilización india sin sus poemas fundacionales, porque “los textos literarios no sólo nos dicen explícitamente lo que nunca más podremos poner en duda, sino que, a diferencia del mundo, nos señalan con soberana autoridad lo que en ellos hay que asumir como relevante y lo que no podemos tomar como punto de partida para libres interpretaciones”.

(Umberto Eco y Luis Alberto Ambroggio en el Centro de poesía Unterberg, Nueva York)

Es curioso que un amante de la literatura como Borges, hedonista en su lectura, hubiese dicho “Estoy podrido de literatura”, pero incluso en esa expresión peyorativa reaccionaba con placer ante su realidad absorbente.

Literatura y cultura

En un relámpago de intercambios, se preguntó a los tres por sus interpretaciones con respecto a la dialéctica confrontacional entre las culturas de Oriente-Occidente, que vuelve a ser el gran tema de la nueva novela de Rushdie, La hechicera de Florencia y de la de Eco, Baudolino, donde el narrador trata de una cultura que no es la propia. Los tres mosqueteros coincidieron en que «ninguna persona inteligente es sólo del Este o del Oeste», sino que se siente oscilando siempre entre mundos, participando de muchas culturas a la vez, porque no existe entre ellas separación, sino que, como lo muestran en sus obras, están profundamente entrelazadas. «Sólo los fundamentalistas son lo bastante estúpidos como para no tener ese don», terció Eco con sarcasmo. Vargas Llosa destacó el microcosmo que es Perú con la amalgama de culturas autóctonas, africanas, asiáticas, japonesa, china, además de la hispana.

Literatura y compromiso

De allí surgió la discusión sobre si el escritor acarrea un peso público en la cultura y el alcance de su compromiso con la sociedad. Cada escritor enfocó el reto a su manera. Humberto Eco habló del compromiso político desde la cátedra universitaria, con la observación de que las Universidades europeas existen inmersas literalmente en la “polis”, la ciudad, (las Hispanoamericanas también con un marcado involucramiento político), mientras que las americanas operan encerradas desde su “campus”. Vargas Llosa lo hizo desde su experiencia como candidato presidencial en Perú, concluyendo que “Perú votó en contra suyo porque aman sus novelas”. Rushdie desde su experiencia con la desafortunadamente célebre «fatwa» pero también, y con mucho humor, de lo difícil que es ser un intelectual de referencia en un país, Estados Unidos, donde hay tantas estrellas de cine (él ha decidido convertise en una de ellas con varias películas en su haber).

En este rápido ir y venir de bromas intelectuales (con la cita cómplice para justificar posiciones, entre otros, de Chomsky, Gunther Grass, Italo Calvino), Rushdie aportó ingenio, Eco magisterio, Vargas Llosa hechos inquietantes, cuando por ejemplo recordó que la más distinguida izquierda europea, empezando por Sartre, fue maoísta hasta la médula, en medio de los abusos de la revolución cultural en China. Y nunca pidió perdón por ello. Una observación puntual, de reinvindicación en el contexto de un festival del PEN que este año se ha propuesto resaltar y denunciar la represión literaria en China con connotaciones olímpicas. Rushdie con ironía sugirió que el estímulo y aprecio de un país por sus escritores está en proporción directa con el grado de represión que padecen, trayendo como ejemplo el caso de la Unión Soviética, cuya literatura decayó y sus escritores dejaron de figurar al cesar la misma. Vargas Llosa acotó con fuerza que los escritores, para destacarse y ser políticamente influyentes necesitan dictadores; en una sociedad abierta, democrática, son parte del mundo del entretenimiento. Todos lamentaron que en la actualidad se ha profesionalizado el comentario político, limitándose las voces de una crítica comprometida y con capacidad influyente de cambio.



Literatura y lenguaje

A partir de la pregunta metafórica sobre la influencia de los escritores en los Estados Unidos, los “tres mosqueteros” se sumergieron una interesante discusión sobre el futuro del inglés como lingua franca, en medio de las continuas variaciones socio-lingüísticas. Eco, que afirmó tener “la satisfacción de ser un profeta”, auguró su extinción por difusión masiva a la manera del latín, tragado por las lenguas romances. Rushdie habló del enriquecimiento del inglés y de su flexibilidad, a la vez una virtud y un riesgo. Eco, que ha sostenido a lo largo de su distinguida carrera académica y literaria que la literatura mantiene en ejercicio a la lengua como patrimonio colectivo, y contribuyendo a formar el lenguaje, crea identidad y comunidad, advirtió sin titubeos, que la variación lingüística y literaria es imparable hagan lo que hagan los gobiernos del mundo. El lenguaje va donde quiere ir. «Ningún poder político ha conseguido imponer una lengua», subrayó, mientras especulaba graciosamente sobre la ilusión de un polilenguaje mixto y extendido que daría en llamar “Europanto”.

A la pregunta banal de un miembro de la audiencia de cómo escribía, con seriedad y desparpajo literario, concluyó tersa y categóricamente: “De izquierda a derecha”, Eco que cierra su novela En el nombre de la Rosa con un post-scriptum y su libro Sobre literatura con enjundiosos ensayos sobre “cómo escribo”.


Con risas, concluyó este capítulo de literatura en vivo y en directo de los “tres mosqueteros”, en su nuevo encuentro (aún no se ponen de acuerdo si se trata del segundo o del tercero), en Nueva York, como uno de los eventos principales del Festival Internacional de Literatura, Voces del mundo, el gran foro internacional que cada año organiza la división americana del PEN, algo así como una ONU de escritores. Jorge Luis Borges, como el público presente en este evento, profundamente satisfecho y emocionado, también los hubiese aplaudido con efusividad.

©Luis Alberto Ambroggio

Academia Norteamericana de la Lengua Española.