jueves, 30 de octubre de 2008

BRUJAS, MUJERES SABIAS




La brujería se extiende por todo el mundo, pero ha desempeñado funciones muy distintas según los tiempos y lugares.

La antropología moderna distingue entre la brujería simple, los supuestos cultos de brujas diabólicas de la edad media, y el moderno movimiento neopagano.

El concepto de brujería en la edad media se basaba en ciertos prejuicios. Éstos incluían la creencia en que el diablo y sus acólitos, los demonios, los trasgos, los íncubos y los súcubos, eran reales y ejercían sus poderes en el mundo; en que la gente podía tener relaciones físicas con ellos y en que podían establecerse pactos entre las personas y los demonios.

En la Edad Media era sobre todo la mujer el objeto de la proyección de los deseos reprimidos del hombre. El nexo teórico entre el mal

Los buscadores de brujas, también llamados "punzadores", recibían una buena gratificación por cada víctima que entregaban para su ejecución. Solían buscar "marcas del diablo" (cicatrices, manchas de nacimiento, etc.) que, al pincharlas con una aguja, no producían dolor ni sangraban. Cuando no había marcas visibles, bastaba con las "invisibles". En las galeras, un punzador de mediados del siglo XVII confesó que había causado la muerte de 220 mujeres en Inglaterra y Escocia por el beneficio de "veinte chelines la pieza" (Carl Sagan, en Maellus Malleficarum , "El Martillo de las brujas").

Las personas acusadas de brujerías eran inocentes, pues las confesiones les fueron arrancadas bajo tormento.

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Desde el punto de vista de la sociología, es la presión del conformismo la que produce las “brujas”.

Desde el de la psicología, se trata de la proyección que convierte a la “bruja” en objeto de persecución.

La historia de las brujas es la historia de la discriminación y subyugación de la mujer, la historia de la misoginia, que se inició con el advenimiento del patriarcado, se justificó mediante la mitología y se exacerbó con la invención del pacto con el diablo por parte de la Iglesia.

La historia de las brujas se remonta a la primigenia división del trabajo. La evolución de los cambios sociales se mueve siempre al ritmo de las transformaciones efectuadas en la división del trabajo. Y ésta no es más que la fundamentación de una jerarquía de valores, ordenada de arriba abajo, de lo superior a lo inferior.

La división histórica del trabajo es la división del trabajo entre los géneros y las generaciones.

En la iglesia oriental, ortodoxa nunca existió esa imagen del diablo ni hubo quemas

de brujas.



-La bruja, tal como la hemos heredado nosotros en la cultura judeocristiana, comienza antes de la Biblia: es la mujer que quiere conocer, la mujer curiosa que muerde la manzana del conocimiento. Y Dios "le castiga" por querer saber, por querer conocer. Eso está ahí, en la tradición, lo significativo es el momento en el que surgen los doctores de la Santa Madre Iglesia en las Universidades europeas. En esos momentos estos señores estaban muy celosos de quienes poseían el conocimiento, y el saber entonces lo tenían las mujeres, las curanderas, las herbarias, las hechiceras... ¿Quién iba a ayudar a las mujeres con sus dolores sino otra mujer que conocía cómo aliviar los males de sus compañeras? Las mujeres les hacen la competencia, son peligrosas y por tanto hay que castigarlas. Lo que hacen es asociarlas al diablo . El diablo y la mujer son seres a los que hay que erradicar incluso físicamente, y se comienza a quemar brujas en toda Europa Central.

Por un lado eliminaban opositoras inteligentes al poder establecido y por otro se enriquecían a su costa.

-Se persigue lo que se desconoce, lo que se ignora, el conocimiento.

Esencialmente, la brujería es similar en todas partes del mundo. La diferencia más importante reside en que en algunas sociedades no occidentales los brujos, también llamados hechiceros, chamanes y curanderos, han desempeñado una función incuestionable en la comunidad.

Han asumido recibir su poder de espíritus que son venerados, o al menos temidos, por la comunidad; son personas que se piensa tienen acceso al mundo de los espíritus y son contempladas con respeto o temor. Los médicos brujos poseen supuestamente poder para curar las enfermedades, convocar la lluvia y asegurar el éxito de la caza o de la guerra


Bibliografía consultada

Vicente Romano. La sociogénesis de las brujas. El origen de la discriminación de la mujer, Editorial Popular, Madrid 2007.

día de las brujas


Tiene su origen en el SAMAIN
Se celebraba el 1 de noviembre y era el comienzo del año.
Ese día se producía la comunicación entre los vivos y los muertos ya que se abria el Sidh (el otro mundo)


La fiesta ha persistido en el mundo cristiano en la fiesta de Todos los Santos y en el anglosajón en el Halloween que recoge las mascaradas y festines de la fiesta celta.
Esta festividad representa el Año Nuevo de las brujas.

La línea que separa a vivos y muertos se hace más fina y permite la comunicación entre ambos mundos. Se recuerda y honra a los seres queridos fallecidos.
Hay un paralelismo con lo que sucede afuera; el sol pierde fuerza, hay menos luz y los ritmos de crecimiento de la naturaleza son mas lentos.


Era el tiempo de los "espíritus". Las puertas del más allá quedaban abiertas; se fundían dos dimensiones, las de los vivos y las de los muertos.
También se celebraba, durante tal día, la "unión" del dios Dagda y de la diosa Morrigam, señora de los espectros.
Según la arquetípica relación entre fecundidad y los mundos inferiores o infernales, la unión de Morrigam, la dama terrible - la futura Morgana - y Dagda, el buen dios, expresa la relación entre sexualidad y fecundidad.
Por ello, las celebraciones, que tenían lugar durante este día, mostraban un acusado carácter agrícola.
Dagda descubrió a Morrigam cuando la dama se iba a bañar en el río Unius, e hicieron el amor no lejos de las aguas, en un lugar que aún hoy se conoce como "lecho del amor".

jueves, 23 de octubre de 2008

En el 106 cumpleaños de Salarrué

EL VENADO

Se oyó voz que decía: Tú, venado,
échate a la maleza. Vosotros, pájaros,
volad a las altas y verdes copas.

El Popol Vuh

Atardecía. Llovía cernido sobre la montaña ese polvillo de oro de sol triturado en una avalancha de acantilados grises de nubes. La tormenta reciente había dejado las altas copas de los cedros, voladores y conacastes, de las zorras, bálsamos y copinoles, escurriendo la pedrería luminosa de las gotas. En los claros de bosque el césped era aterciopelado. Junto al charco grande de "El Embudo" los pajonales habían quedado revueltos, despeinados por el huracanado viento que precedió al aguaje. La sombra verde iba lentamente llenándolo todo, del fondo arriba y por contraste, el cielo era ya una cúpula de oro. Aún cantaban algunos pájaros agradecidos. Antes de agonizar el día, la verspertina marea de la luz hizo un paro de aguas, un cambio de marea y se sostuvo por más de media hora quizá, en esa aura-pálida que llaman las gentes: luz de muertos, una luz que no se atina de dónde viene, si de arriba o del fondo, o si brota de las cosas opacas que parecen contenerla en forma infusa y emanarla en cansina radiación.
Fue durante este lapso que el venado surgió lento de entre los matorrales y vino paso a paso, ligeramente alerta, a beber el agua ambarina del charco.
Así, alzada la cabeza, con la cornamenta enhiesta el cuello ligeramente torcido en un intento de escuchar lo menos silente del silencio, la silueta cobriza del venado tenía la clásica hermosura de una bestia del cortejo de Artemisa, la fina línea y grácil compostura de una pieza escultórica vaciada en metal.
Tanta gracia encendida en la vitalidad eléctrica que trasmite la virtual agilidad en leves estremecimientos y el temor latente y presto, tenía el fondo maravilloso que debió tener: hierba sombría, altos troncos iluminados de soslayo y claros de cielo desleídos en oro y platino.
Resultaba tan fácil, tan casual y bella aquella aparición cinegética, que el cazador apartó la mirilla para verla con los ojos abiertos, admirado y desviado de su intento por esa misma admiración. El arcaico sentimiento nemrodiano daba lugar, ahora, apurado por la belleza, a ese sentimiento nuevo revelador del artista que apunta en cada explorador moderno, aducido a base de cultura. Hay entonces el instante de un ligero rubor numinoso y el brusco despertar a un nuevo concepto del deporte, el mismo que está trocando la escopeta o el rifle en la cámara fotográfica o cinemática. "Cazar sin matar" es la consigna del nuevo cazador. Cobrar la pieza dejando incólume la vida. La crueldad se va destiñendo lentamente y dando lugar al interés por la vida más que por la muerte, a la satisfacción del corazón más que a la del estómago; a la del logro estético más que a la vanidad del ojo certero.
El cazador estuvo así en su rincón, ligeramente apoyado en el arma, viendo al venado beber con el belfo encendido en la fresca llama de agua crepuscular, mientras el estanque se rizaba en los círculos concéntricos impulsados por la trompa y en los círculos menores, secantes, producidos por cada gota que caía cuando la cabeza se alzaba de la linfa.
Lentamente, como había llegado, el venado se apartó del charco; probó aquí y allá alguna hierba; escuchó con ojos y orejas a uno y otro rumbo; peinó la tabla de su cuello en el tronco delgado de un arbusto y caminando ya en plena sombra como una sombra entre sombras, se perdió de vista y de oído.
El cazador respiró con cierto desahogo no exento de alegría y recibió como un premio, como una condecoración, la primera estrella, por encima del bosque. Premio era, al parecer, por aquella decisión que parecía haber llenado tan naturalmente su alma, en el instante en que el hombre entra en un nuevo círculo de nobleza y se vuelve un ser de compasión, un hombre mejor.

Este fragmento del cuento "El venado" proviene de el libro La espada y otras narraciones, incluído en Narrativa Completa, editado por la Dirección de Publicaciones e Impresos de El Salvador.

martes, 14 de octubre de 2008

ODA ENSIMISMADA


poema 52 de Oda Ensimismada:

52.

En el mar, el sol me toma;
en el agua, tomo al mar.

Paloma, comparo tu blancura
con mis grises y soy viejo.
Mido tu entusiasmo con mis complicaciones
y en tus caprichos, eres joven.
Contrasto tus palabras, preocupaciones graciosamente leves,
con mis años seriamente articulados,
y mi ayer se va más lejos.

Pero los dos dibujamos la misma alegría.
Y en este cielo, vivo tu juventud
y tú plácidamente floreces.

Luis Alberto Ambroggio.

POETA LUIS ALBERTO AMBROGGIO




Luis Alberto Ambroggio en El Salvador.

Entrevista por Marisol Briones.

Luis Alberto Ambroggio es oriundo de Córdoba, Argentina, y vive en Washington DC Partió para los Estados Unidos a los 22 años, en medio de los conflictos sociales de su país. Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de PEN. Autor de 10 poemarios publicados, ha escrito también numerosos ensayos y artículos sobre identidad y bilingüismo, y sobre la literatura en español en los EEUU. En unas semanas presentará en la Biblioteca del Congreso la Enciclopedia del Español de los EEUU, en la que colaboró con la Academia de la Lengua, el Instituto Cervantes, con ensayos sobre la poesía y el teatro puertorriqueños. Su presencia en San Salvador en estos días se debe una invitación de la Fundación Poetas de El Salvador, en el contexto del VII Festival Internacional de Poesía, para compartir charlas y talleres sobre el arte de escribir poemas, de allí este diálogo furtivo.

¿Cuándo comenzó a escribir poesía?

Quisiera recordar el momento exacto para gozarlo repetidamente. Sería a los doce o trece años, porque un evento sin trascendencia marca mi memoria: a los catorce gané un concurso de poesía en el Instituto Secundario. Ahora mi escritura poética va a alcanzar casi los cincuenta años de suerte, culpa y atrevimiento.

¿Qué poetas o escritores han incidido en su obra y en su vida?

Cuando joven, me inspiraron las lecturas de los clásicos, Homero, Virgilio, Dante, poetas del Siglo de Oro y escritores franceses. En clases de literatura comencé a escribir junto con poemas de un romanticismo decadente o modernistas de Bécquer y Amado Nervo. Con mi madre leía filosofía o acaso la poesía de Nietzchte. Ella me regaló la primera antología poética, de César Vallejo. Luego, a mediados de los setenta, tuve un encuentro revelador con Jorge Luis Borges en la Universidad de Georgetown que relato en Poemas desterrados. Además de Borges, César Vallejo, inciden en mi obra las lecturas de Cernuda, Salinas, Aleixandre; y más recientemente, Rafael Alberti, José Hierro, Ángel González y Gonzalo Rojas. Entre los de habla inglesa: Edgar Allan Poe, T. S. Elliot, William Carlos Williams. Debo agregar que no existiría como poeta sin ellos y sin poetas como Rilke, Kavafis, Pessoa y Octavio Paz.

¿Cómo es su proceso de escritura, tiene rituales?

Me escapo de la tierra literalmente. Escribo en los aviones, luego de leer, ver un rato por arriba de las nubes, el horizonte, la oscuridad sin límites. No me siento cómodo en los cafés, prefiero la soledad de un cuarto de mi casa, en compañía de libros que me estimulen, estatuas, papeles, amuletos, el caos de los duendes.

Mario Benedetti sostiene que a través de los poemas pasa la historia de nuestros pueblos, ¿qué piensa usted al respecto?

Para mí el poema revela el inconsciente universal en solidaridad con el mundo que es el individuo dentro del pueblo desde donde sale la voz y con quienes habla el poeta, aún en silencio. Pienso que la poesía nace del asombro, la inconformidad y del compromiso que hacemos con nuestro tiempo y el espacio, presencia y testimonio desde las raíces que nos habitan, nuestra historia, el alma de nuestros pueblos. Los poetas tenemos la libertad de crear imaginando nuestro alrededor íntimamente.

Ha venido usted a impartir un taller de poesía, ¿el poeta o la poeta nacen o se hace?

Propondría que se trata de una afortunada combinación del “nace y se hace”. Wilde sostenía que la poesía es 10% Inspiración; 90% transpiración. Sin duda, se debe poseer el talento poético, totalmente inesperado, pero más aún una dedicación casi esclavizante. Si bien “lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta”, como dice Paul Valery “Quien quiere escribir su sueño, debe permanecer infinitamente despierto”.

¿Cómo ve la literatura salvadoreña actual?

Pujante, viva con verdaderas sorpresas. Una literatura con muchos representantes que tiene la audacia de romper esquemas, de abarcar con rupturas innovadoras toda la gama de temas, como lo hicieron en el pasado Salarrué, Roque Dalton, Claudia Lars. He tenido el honor y placer de conocer personalmente o, a través de sus obras, los ensayos de Luis Alvarenga; los poemas de Otoniel Guevara, Mario Noel Rodríguez, David Escobar Galindo, Claudia Herodier, Manlio Argueta, Carmen González Huget; Ricardo Lindo, Alfonso Kijadurías, con algunos de los cuales comparto presencia en antologías. También he tenido oportunidad de apreciar la amistad y poesía de Claribel Alegría, Dina Posada y de poetas más jóvenes que se destacan como Jorge Galán, Susana Reyes, Manuel Barrera, Krisma Mancía, Osvaldo Hernández y Nora Méndez. La poesía y los estudios de Luis Melgar y Marisol Briones que resucitan la presencia rica de la mitología indígena en sus textos, la poesía de André Cruchaga, Rafael Mendoza, Rene Chacón Linares y tantos otros escritores que pueblan actualmente el universo literario de El Salvador.

En la actualidad hay una tendencia por el verso libre.¿Cuál cree qué es la mayor dificultad del verso libre?

Lograr su plenitud artística y no tratarlo con el rigor que conlleva el concepto de verso, perdiéndose en las infinitas posibilidades que ofrece su libertad para caer en un prosismo. Porque paradójicamente el verso libre tiene exigencias más estrictas y dificultades mayores que los versos o estrofas que se ajustan a las ya bien establecidas (y fáciles de seguir) formas y métricas clásicas. Por mencionar algunas, la necesidad de mantener la musicalidad, de evitar rimas internas o externas que traicionen su definición. Jorge Luis Borges afirmó: “Como todo joven poeta, yo creí alguna vez que el verso libre es más fácil que el verso regular; ahora sé que es más arduo y que requiere la íntima convicción de ciertas páginas de Carl Sandburg o de su padre, Whitman”. Si se cultiva con convicción y propiedad, podemos contradecir lo que T.S Elliot aseguraba de que “ningún verso es libre para quien quiera hacer un buen trabajo”.

¿Cuál es su opinión de las academias literarias?

Recuerdo lo que el premio Nóbel José Saramago me repetía en Costa Rica, insistiendo en la necesidad de mantener nuestra rebeldía como fuerza creativa y resistir al avasallamiento de la disciplina académica. Hay quienes aborrecen la idea de las academias literarias, de los talleres. Mi opinión es intermedia: es importante conservar la libertad, la independencia, pero al mismo tiempo conocer ciertas estructuras, reglas de juego, “enseñanzas”, estudio de maestros, si quiera para luego desecharlos con causa, en la formulación y reformulación del canon. Las academias históricamente han respondido a presiones sociológicas, en el esfuerzo encaminado a fama a través de nombres, modas, mecenas, digamos ahora premios, etc. Pero, como dice, Octavio Paz, la llamada “técnica poética” no es transmisible, porque no está hecha de recetas, sino de invenciones que sólo sirven (y provienen) de su creador.

¿Existen diferencias entre la poesía escrita por hombres o por mujeres?

Siempre he envidiado la profundamente bella y libre expresidad del eroticismo y el placer femenino en la poesía de ciertas mujeres (como es el caso de Ana Istarú, Gioconda Belli y muchas poetas salvadoreñas) que no he encontrado en poesía escrita por hombres. Se ha observado que la poesía escrita por mujeres tiende a concentrarse más en temas relacionados con el amor a la vida, a un hombre, hablando de un amor universal, mientras que la poesía escrita por hombres aborda más temas sobre la soledad, el tiempo, la distancia. Pienso que no existe una poesía masculina o femenina, aunque la poesía escrita por mujeres transforma y expande el imaginario, subversión de textos, con una diversidad idiomática, referencial, totalmente distinta a la patriarcal o típicamente masculina. También en el caso de la poesía chicana femenina, por ejemplo, ha servido para romper las fronteras de género y preferencias sexuales, lesbianismo, dentro de un contexto de liberación en general. Podría ésta llamarse una poesía feminista con un “sobrediscurso” reinvindicativo, pero más allá de ella, en toda la poesía escrita por las mujeres –abriéndose a todos los temas, incluyendo los sociales- se da esa internalización y universalización de la condición femenina como presencia diferente (recordemos a Sor Juana) y en igualdad de condiciones de género a la creación poética de los hombres.

¿Qué palabras le diría a quienes deciden escribir poesía?

Que lean mucho, sueñen y escriban libremente su espíritu. Que se hagan eco del asombro. Que conserven siempre una mirada curiosa, profunda, única, derramando en imágenes y metáforas su estado de ánimo con la sinceridad y universalidad que conmueva a cada individuo en su intimidad. Que capturen en sus versos el tiempo en su espacio: el pasado (memoria), el presente (experiencia) y el futuro (deseo), con toda la fuerza, el poder, la imaginación del lenguaje. Y que así llegue a existir el poema, y sea luego descubierto.




domingo, 12 de octubre de 2008


A pesar de que los medios de propaganda nos intenten hacer creer que celebramos el descubrimiento de un nuevo continente, lo cierto es que la fecha del 12 de octubre conmemora el inicio del vergonzoso expolio de los recursos naturales de América Latina durante más de 500 años, así como el exterminio y la esclavización de pueblos indígenas enteros. Por lo tanto el 12 de octubre sólo pueden celebrarlo aquellos que se benefician de la masacre y el robo de recursos en Latinoamérica, que continúa en la actualidad a través del dominio económico que aún ejercen en la zona multinacionales españolas. BBVA y Banco Santander tienen las mayores franquicias bancarias de la región; Repsol posee YPF, la mayor petrolera argentina; Telefónica controla los principales grupos de telefonía de Brasil, Venezuela, Chile y Perú; mientras que Endesa es el operador eléctrico privado más relevante del conjunto de Latinoamérica. Desde Río Grande, en México, hasta Tierra de Fuego, en Argentina, se encuentra una empresa con ADN español. Afortunadamente, día a día se fortalece la lucha popular de los distintos pueblos de Latinoamérica que permiten mirar al continente con un aire de esperanza en su contribución a un mundo más justo.

Madrid Antirracista

sábado, 4 de octubre de 2008