martes, 13 de enero de 2009

Rubén Darío y las musas de carne y hueso



Hombre de contrastes, vivió con lujo de ambientes aristocráticos y también conoció la pobreza extrema; se entregó a la bohemia y a los "paraísos artificiales" y en ocasiones al ascetismo.

Siempre fiel a su vital raíz dionisíaca, escribió: “Si un bebedizo diabólico o un cuerpo bello y pecador me anticipa ´de contado` un poco de paraíso, ¿voy a dejar pasar esa seguridad por algo que no tengo una segura idea?


El poeta inspirado siempre por sus Musas, amó con intensidad a varias mujeres. Estuvo casado en primeras nupcias con Rafaela Contreras. Después se casó con Rosario Murillo, con quien no fue en absoluto feliz. Por eso, hizo repetidas tentativas para divorciarse legalmente de esta mujer poco amable y tolerante.

En España conoció a Francisca Sánchez, cariñosa musa que representó mucho en su vida. De ella Rubén recibió probablemente lo más noble y lo más desinteresado del amor.


la princesa Paca

Durante su estancia en Madrid, Rubén pasea, en compañía de Valle-Inclán, por los jardines de la Casa de Campo. Rubén tiene sed y ambos se acercan a la caseta del guarda jurado; una joven se queda mirándolos y, atendiendo a la calidad de los visitantes, les regala a cada uno una rosa roja. Mientras bebe Rubén el agua clara, no aparta sus ojos de la moza, que es alta y garrida, de hermosos ojos castaños, casi negros. El poeta siente la llamada de la naturaleza, el frescor del agua, el aire matinal, la belleza de aquella muchacha que le ha ofrecido una rosa.

Francisca Sánchez, hija del guarda jurado, se siente atraída por aquella especie de rey, de ojos un tanto oblicuos y profundos, que ha venido a verla desde un país lejano...

La pasión de Rubén y el amor de Francisca se corresponden en una entrega absoluta.

«Muy simpático. Me impresionó porque era un señor alto, buen mozo, guapo, respetuoso», recordaría años después la princesa Paca, como la llamó Amado Nervo.

Francisca Sánchez era analfabeta cuando conoció al poeta; Amado Nervo, Manuel Machado,Valle Inclán y su propio esposo la enseñaron a leer



Tuvieron cuatro hijos, de los que unicamente sobrevivió Rubén Darío Sánchez,a quien el poeta designo como heredero universal.

Rubén Darío la amaba y no la abandonó su intención era llevársela a Nicaragua,lo que nunca pudo hacer posible.Francisca Sánchez por su parte guardo con amoroso cuidado

las cosas del poeta , las cartas, los poemas, las cintas y las flores secas, las fotos, aquella vida que vivió con él y los recuerdos, los amables recuerdos de un pasado fantástico que ya no volverá.


Un rey poderoso y exótico fijó su mirada en esta mujer sencilla,toscamente fina y sin malicia,humilde de condición y entregas, que le reflejó su pensativa mirada con la lealtad de las aguas quietas para la luz.A esta mujer se le acercó un rey fastuoso y no sé qué palabras le dijo,que ella,severa hija de una sierra escueta,no supo oponer negativa y rindió su corazón como si ya hubiera nacido para devolver a un hijo de ultramar,lo que otros se trajeron de ella y sin duda escondieron entre las piedras de Castilla.

Entonces, el rey se llevó de la mano a la muchacha que no sabia nada de reinos,ni de dolores, ni de dudas,ni de fantasías....


Ese saber que no hay fronteras amigas fuera del arco de los brazos.Que sólo él,el rey,podían dar la vida y la muerte cuando y cómo quisiera.....


Para que esta mujer se quedará sola con su ajado manto de esposa morganática,de esposa sin el concenso de ninguna corte humana,sola , con su aureloa de amada del rey


del libro Acompañando a Francisa Sánchez.Carmen Conde.


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