jueves, 11 de diciembre de 2008

DECIR


Si la tierra, pudiera hablar
si cada parte
pudiera
las piedras, de sus dientes
las venas, de sus arroyos
los surcos
los pliegues

las laderas
los ojos de agua
los animales instintos

cada, desierto poro
cada, mechón tupido,
de agua
cada flor, cada hueso

si cada, uno
cada cual, hablara
dirían tantas
tantas cosas

pero hablar
hablar es cosa de hombres

la tierra
niña inocente
jugando
con los pies descalzos
jugando
sobre la arena
soñando
no puede hablar
-hablar es cosa de hombres-

la tierra
madre abnegada
desgranando
la fruta, la sangre y las manos
trabajando
entre el aquí y el allá
-no puede hablar.
-hablar es cosa de hombres-

la tierra, anciana precoz
-no puede hablar.
!Ya ha dicho demasiado

Edgardo Zamora

1 comentario:

piyuK dijo...

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.

Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.
RJ