viernes, 25 de diciembre de 2009

EL CORDÓN UMBILICAL DEL ALMA





CRÓNICAS DE UN DESMEMBRAMIENTO, CHILE NOVIEMBRE 2009.

Marisol Briones.

Cuando era niña y fueron los sucesos de septiembre 1973 en Chile, un luchador, un idealista, un hombre consternado, mí padre, me hizo conocer el heroísmo de Salvador Allende y Víctor Jara, la magnitud de la tragedia del pueblo chileno y su significado para los pueblos del mundo.Esto fue lo primero que recordé y dije durante el Tercer
Encuentro de Escritores Latinoamericanos, celebrado en Valdivia, noviembre 2009, al iniciar nuestro recital , junto a los escritores Rodrigo Arroyo, Bruno Serrano Illabaca y José Ángel Cuevas en un antiguo centro de torturas hoy Casa de la Memoria y
Museo de Los Derechos Humanos.La experiencia continuaba enriquecida por el hermoso paisaje de la región Entre Ríos, la lluvia intermitente, el frío del que nos resguardaban los abrazos de palabras, la multiplicidad y riqueza de voces de México a Buenos Aires, que convocará el colectivo paratopia, organizadores del encuentro.
Compartí la mesa crítica sobre perspectiva latinoamericana junto al polémico catedrático chileno Luis Bocaz , hombre de carne y hueso y a la vez personaje en la novela
El Asma de Leviatán de nuestro gran escritor Roberto Armijo, así como la mesa de Identidad y género con la escritora argentina Celina Garay, más El renuevo de la tierra,voces ancestrales,junto a la poeta chilena Heddy Navarro.
Disfrutamos las participaciones de Diana Bellesi, Soledad Fariña, Javier del Cerro, Marcelo Mellado,Martín Gambarotta,Cecilia Podestá, Luis Ambroggio,José Eugenio Sánchez, Luis Ovidio Reyes,Yanko González,German Carrasco,Óscar Barrientos Daniela Matamala,Óscar Osorio y el resto de convocados ,los talleres, las visitas a centros educativos y museos.
A la riqueza literaria tenemos que añadir el recorrido entre Niebla, Loncollen y Curriñanco. La estancia en la Isla Corral y los otros encuentros, con las poetas Ana Rosa Bustamante, Alejandra Montecinos con su lección de vida y la caminata hasta Flaumelissa y Los Mapuches ,asi como con Damsi Figueroa que además de sus letras me confío la sabiduría de sus montañas heladas.


De este paraíso me aprestaba a salir para Santiago hacia las 10 de la mañana del sábado 28, cuando el destino me alcanzo antes del vuelo, una voz terrible pronunció las palabras que jamás hubiera querido escuchar, lo siento,tu papi ha fallecido en Nicaragua, dijo.

A riesgo de perder el avión, salí a caminar enloquecida por las grises y desérticas calles del centro de Valdivia, hablaba con el viento buscando inútilmente la voz que recobrará mi cordura. Recordé fechas, otro 27 de noviembre del año 78, cuando fui secuestrada y torturada en El Salvador, pero aquellos vejámenes, aquel dolor, esa triste memoria, palidecía ante la pérdida de mi padre, mi compañero, mi amigo.
Imposible e inútil arreglar vuelo, la diferencia horaria, la tardanza en la noticia.Pensé entonces en el tiempo o en quien mueve las piezas, las cartas del destino, lo cierto es que ese día me cortaron bruscamente el cordón umbilical del alma.



Llegue a Santiago, frente al Palacio de La Moneda, pude al fin llorar con una mezcla de papá y los cientos de chilenos que siempre habitaron mi corazón y a quienes había prometido cantar desde niña …Y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes.
El domingo recorrimos la casa de Neruda en Isla Negra, solo entrar y regresé a Managua, a nuestra casa de Santa Clara ,donde papá también acumulaba cosas, sus preciosos tesoros traídos de Estambul, Praga ,África, Perú, La India, de todos sus recorridos por el mundo.Las lágrimas rodaban, mientras en mi mente abracé el libro que Neruda mismo le había regalado y que desde hace un tiempo mantengo en mi mesa de noche.
Contemplé el azul profundo de aquel mar helado, tras de mí la tumba del poeta,
entonces en un ritual imaginario, con el viento de la isla, con el agua rompiéndose en las rocas, entre la inmensidad de mar y cielo deposite a Nacho Briones y caminé, como sé que él querría que caminará sin sentimentalismos sentimentalatosos, cuando ya es imposible insuflar vida, desandar la ruta andada.


De regreso a Santiago, en la Casa de los Escritores Chilenos, casi sin darme cuenta, yo que suelo callar mi vida, me vi contándoles mi pena y hablando de él en el salón de secciones.
Me sentí entre familia con el orgullo de ser la hija de aquel hombre, que no claudicó, ni con la cárcel, el exilio, la ausencia de familia. De él, que escudriñaba nuestra historia para que no se perdiera en la memoria de los jóvenes, ahora bombardeados por el consumo y la sociedad light.
De mi padre cuya entrega y trabajo ha sido reconocido en tantas partes,y cuyo ejemplo no es solo para mi, para sus descendientes , sino para Nicaragua, Entoces su memoria y mi poesía se hicieron vida entrelazando sin fronteras a El Salvador,
Nicaragua y Chile.

1 comentario:

Araken Vaz Galvão dijo...

Cuanto sentimiento y cuanto dolor. Todo mezclado de poesia, amor y lágrimas. Lágrimas, las cuales ahora también caen de mis propios ojos.
Araken